No sé si por empatía o solidaridad o casualidad será, pero hoy a las 6:13 Molly me ha hecho a mi lo mismo, casi casi como si conociendo los pasos del niño lo estuviera imitando.
Pasa a la habitación y sube a mi cama haciendo esos ruiditos suaves de estoy aquí, quiero algo, hazme caso.
Tendré que grabarla y ponerlos para que sepáis a que me refiero exactamente.
Y se acerca, me huele, me hace cosquillas con sus pelos y sigo haciéndome la dormida con la esperanza de que se tumbe y me acompañe... pero no! ya sé lo que viene ahora porque cada mañana a eso de las siete lo hace igual.
Se sube a las cómodas que hay en hilera bajo la ventana, apoya las patitas en las cortinas y "rasca" en un claro gesto de ¡abre la ventana! ¡levántate! Y como debajo hay unas persianas blancas interiores el ruido, clas clas al golpearlas es muy molesto y definitivamente me incorporo y enciendo la luz de la mesita.
Inmediatamente deja de hacerlo se gira me "habla" brrgr brrgr.
Al final tengo que invitarla a salir de mi cuarto y cerrar la puerta porque la única forma de seguir durmiendo...creía yo.
A estás alturas me he desvelado.
Milka quería también estar más cerca aún, pegada, metida dentro de las sábanas, acurrucada conmigo y con su cabecita en mi almohada. Y aquí la tengo mientras escribo. Porque si, estoy en la cama y aún no ha amanecido.
Oigo el viento en el patio, ¡¿seguimos con la ciclogénesis?!
En cuanto cierro mi puerta a Audrey le en entran unas ganas compulsivas de estar dentro, no importa la hora, la situación o si estoy o no en la habitación. Se va a la puerta y rasca con desesperación, incansable. Aguantar y esperar a que pare es una lucha perdida. Asumiendo esto y siendo práctica me levanto y le abro.
Pasa pizpireta rabito en alto diciendo," ¡Ay que me dejabas fuera, que susto, no te habías dado cuenta!..."
Y aquí está, calentándome los pies, bajo las sábanas, porque ella es de calor calor aunque eso es otro post.
Buenos días!Marian